viernes, 22 de enero de 2016

El Piélago

1. Ruta: Sierra de San Vicente /Ruta de Viriato




2. Cómo llegar:

Se toma la carretera de Nombela, CM-5051, tras atravesar las poblaciones de Nombela Pelahustán, se llega hasta Navamorcuende, se toma la carretera hacia el Piélago TO-9045-V.

3. Niveles a los que va dirigida la actividad:

La ruta planteada puede ser abordada por diferentes departamentos didácticos para todos los niveles. Sin embargo, queremos hacer especial hincapié en este recorrido por dos motivos fundamentales: primero, porque ofrece infinidad de posibilidades educativas (geográficas, históricas, lúdico-deportivas, medioambientales…), y después porque permitirá al alumnado participante conocer y descubrir las características y el estilo de vida de una zona que nutre al centro de estudiantes.

4.- Descripción del entorno:

Localicación:
La Sierra de San Vicente se sitúa en la parte más septentrional de la provincia de Toledo, en una zona montañosa y abrupta, entre el alto Tiétar y el bajo Alberche. Los escasos 10.000 habitantes que la pueblan se distribuyen en pueblos como El Real de San Vicente, Hinojosa de San Vicente, San Román de los Montes, Cardiel de los Montes, Almendral de la Cañada, Navamorcuende…


Relevancia de la zona:
La Sierra de San Vicente se llama así porque según la tradición popular en una cueva de dicha sierra vivieron los santos hermanos Vicente, Sabina y Cristeta, durante su huída de la persecución religiosa iniciada por Daciano, pretor romano, contra los cristianos. Luego fueron mártires en Ávila, en cuya iglesia de San Vicente están enterrados.



La proximidad a las tierras de Ávila y el haber sido paso hacia ellas, dan a la comarca un aire teresiano. Por Escalona cruzó más de una vez, y se  hospedó en el castillo, Teresa de Jesús y en Almendral de la Cañada nació la beata Ana de San Bartolomé, que fue secretaria de la Santa.

La Sierra de San Vicente contribuye a la variedad paisajística de la provincia de Toledo. Es una comarca de rico paisaje, costumbres peculiares, con su propio microclima, a la que dan color y olor las plantas aromáticas de sus montes, reserva medicinal de incalculable valor.

Una comarca sana, que duplica su población en los días estivales, cuando los forasteros acuden a respirar su aire, beber sus aguas, gustar sus guisos y participar en las fiestas, llenas de colorido y tradición.


5.- Interés educativo de la ruta:

Vegetación mediterránea en estado salvaje, grandes castañares, pequeños pueblos donde el tiempo parece detenido, monasterios abandonados, castillos derruidos, imponentes vistas de la meseta y de la serranía, artesanía popular, creencias ancestrales, un acercamiento a la Hispania prerromana y a la resistencia celtíbera a la invasión… Son motivos más que suficientes para justificar el interés didáctico de este itinerario.

6.- Posibilidades Educativas de la Ruta:

Descripción del marco orográfico

Este pequeño arco de montañas que se yergue al sur de la sierra de Gredos, se conformó en la era terciaria con la orogenia alpina. Las rocas silíceas (antiguas y rígidas) que componen la sierra de San Vicente (gneis, granito, cuarcita,…), se fracturaron con el empuje orogénico, por lo que algunos bloques se hundieron, como es el caso del valle del Tiétar, y otros se elevaron como es el caso de esta Sierra. Tras este acontecimiento, esta zona quedó transformada en un paisaje de relieve de horst y graben o de fractura, cuya altura máxima ronda los 1.370 metros en los Cerros de las Cruces.



Esta zona constituye las estribaciones de la Sierra de Gredos.

Flora

Partiendo de un bosque esclerófilo, compuesto por encinas, y de cultivos como el olivo, la higuera, la vid y zonas reforestadas con pinos de diversas clases, ascendemos hacia el puerto de El Piélago, pasando por una gran extensión de castaños (algunos de ellos centenarios e importante recurso económico de la zona), robles y nogales.



También se caracteriza esta zona por su riqueza en cistíneas (jara, jargón, jarguna…) que se agrupan formando grandes espacios. En los sotos se da el taray y el tamujo, sin olvidarse de otros vegetales más extendidos por toda la provincia como encinas, álamos, frutales, retamas y – en margas y calizas- cereales, olivares y viñedos. Hay tradición de la riqueza de plantas medicinales en estos lugares serranos.

Fauna

En toda la comarca de la Sierra de San Vicente abundan numerosos mamíferos como el jabalí, la garduña, el tejón, la jineta y, hasta hace poco, el lince.
También hay gran cantidad de conejos y liebres, aunque éstas en menor número. En cuanto a la fauna avícola sobresalen especies como perdices, palomas, tórtolas, zorzales, búhos, azores, milanos, halcones… La rara cigüeña negra, el buitre negro y el águila imperial son las especies más destacadas.

Con respecto a los reptiles y anfibios, al igual que en el resto de las estribaciones del Sistema Central, es posible encontrar varias especies de ranas, sapos, lagartos, tortugas, etc.

Climatología

El clima mediterráneo continentalizado de la provincia  de Toledo es variado y participa de las características de la zona central y por lo tanto de la provincia toledana. Sin embargo, por situación geográfica al mediodía de las sierras de Gredos y su propio relieve, alturas superiores a la media provincial, ese clima está dulcificado, de manera que no suelen darse fríos extremos en el invierno, por otra parte, el verano resulta de agradables temperaturas, lo que explica que muchos de los pueblos de la Sierra de San Vicente se hayan convertido en lugares de veraneo, cada vez más frecuentados.



Actividades económicas de la zona:


La configuración geográfica de la Sierra de San Vicente ha determinado la actividad social y económica de los habitantes de esta zona, dedicados en su mayoría a la economía de subsistencia basada en pequeñas explotaciones agrícolas y ganaderas. Recientemente están diversificando la obtención de sus recursos económicos orientándolos hacia actividades como el turismo y la artesanía (bordado, cerámica, tallas en madera e industria del mueble y la forja). También produce la comarca derivados del cerdo, conservas, vinos, aceites y, gracias a su riqueza apícola, ofrece una amplia variedad de mieles (fruto de abejas que liban multitud de flores, escaparate de plantas aromáticas medicinales)